Cuatro días resguardeme en un imaginario quilombo dos ex-esmeralda en medio del frenesí selvatico de los paristas pejistas y la locura céntrica de la ciudad. Libre de toda atadura servil y exclavista del capitalismo inerme llámese coche, pensamiento, trabajo, Oracle, computadora... Al son del maculelé, estiramiento y del |iogo bonito|. Viviendo rodas en donde la libertad corporea fluía al axé musical y espiritual. Las nubes de vapor humano brindaban toda bendición al juego de mestra Suelly contra contra mestre Coruja, anticipando las doce campanadas, el candor de El mestre Acordeon y el respeto de mestre Xavier... Orden, no lo tengo, emoción, si la tengo.
Qué os puedo narrar, si la liberación implica el no narrar, implica el vivir. En palabras menos barrocas os puedo plasmar la emoción que significó aprender y pensar acabar con las cadenas del atavismo apático que muchos empezamos a sufrir bajo el yugo del cuarto de siglo y la supuesta profesionalización.
Volver a tomar clases, pero del cuerpo y del lado izquierdo del cerebro...
Venga tengo unos minutos... ya os narraré con mayor detalle las experiencias.
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