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viernes, 12 de mayo de 2006

Nirvana

Las vivencias ocasionadas por el terrible Dios del Azahar son tremendas... El jueves pretendía asistir a un concierto de clavecín por ello me desperté temprano y salí de mi casa al 20 para las ocho. Generalmente a esa hora hago aproximadamente unos 30 minutos, mas sorpresa hice 1 hora 20 minutos. Obviamente no iba a volarme dos horas de mi trabajo para llegar a las 17 horas. Hoy salí de mi trabajo a las 19 horas para llegar a las 20 horas al taller de capoeira que imparte el | maestro Acordeón | llegué a la cede a las 21 horas. Y para el colmo el grupo de principiantes era par, ergo terminé haciendo el mal tercio... Obviamente ni siquiera estaba en el debraye capoeirístico y, sinceramente, además me encontraba de mal humor aunado a la falta de cortesía. Me quede un rato a ver, pero preferí escaparme y escribir. En el trayecto de retorno a mi casa me puse a pensar en la amistad y la utilidad de la misma. Concluí que los seres humanos usamos como sinónimo de utilidad la palabra "amigo". Recordé como mi progenitor era amado por amigos y amigas cuando tenía dinero, también pensé otros casos en los cuales yo también he caido en ese sentido. Hice un esfuerzo por recordar el diálogo entre el rey Sol y Lully respecto al no tener amigos, pero fue en vano mi esfuerzo...

Ahh, los humanos creen que tienen amigos, cuando en realidad son utilidades vivientes...

A fin de cuentas, la utilidad es reflejo de la amistad y el amor... la utilidad refiere al placer y el placer a la utilidad, por tanto las relaciones humanas en sí son una utilidad, puede ser monetaria, de tiempo, de hormonas, de químicos, etcétera, pero al final es una utilidad. Esa era mi conclusión y la blandía como la luz de mi existencia, salvo por ciertas excepciones... Llegué a mi casa enarbolando dicha luz, luz que débola a un correo electrónico reciente... y otras cuestiones que no pretendo confesar. Detesto una vez más ser humano, pues al final la utilidad me ha comido en algún punto... una decepción más, una lágrima por tirar.

Subo las escaleras de mi casa y me encuentro con el Nirvana... De pronto mis neuronas hacen sinápsis, se dibuja una sonrisa en mi rostro. A mi mente Pi, Carpe Diem... Mi tristeza se confunde con una extraña alegría. Bueno no todos los humanos, el todo es peligroso, me recrimino. Se acordó que el Nirvana me abrió el horizonte cuando tenía unos 18 años... Cuando todo mundo se quejó de lo fumado, yo me maravillé de lo factible, de lo que pudiese ser cierto, cuando las utilidades vivientes que me acompañaron en la lectura hicieron mote de mis habilidades predictoras y adjudicáronme la fumadez... Cuando esas utilidades vivientes compartieron la convivencia humana enviciándome de ella... Fue ese momento el origen de mi idiosincrasia actual de sentir la humanidad más allá de Patolandia... Fue el nacimiento de yo, no maduro, pero yo... Recordó el Nirvana ... qué puedo decir, sino es el azahar, gracias al azahar existo y a él débole mi converger extraño en este mundo junto con otros seres extraños, no sé si sean utilidades vivientes o entes fantasmales cuyo castigo sea el vagar con esas utilidades vivientes.

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